martes, 13 de septiembre de 2011

Viracocha

Viracocha andaba por esas regiones de lo que hoy es el sur de Perú. Sabía mucho sobre civilizar.
Muy cerca de ahí vivían los gigantes. Eran mucho más grandes que él, y además no lo obedecían ni lo respetaban.
Viracocha entonces envió un terremoto que trastornó el diseño de la región. El poder de los gigantes desapareció.
Viracocha después se dirigió a humanos de un tamaño semejante al suyo, pero esos homos no se interesaban por la civilización.
Viracocha pretendia enseñar a los hombres a vivir en paz, en orden y a honrarlo, pero aquellos se entregaron a la mala vida, a los excesos y fue así como Viracocha los destruyó mediante la ruptura del Lago Titicaca.
Solo tres hombres quedaron con vida, y ellos fueron quiénes ayudaron al "maestro del mundo", quién decidió introducir adelantos tecnológicos a la nueva empresa civilizadora.
Viracocha hizo aparecer a un enviado suyo, Viracochan, un ser que imponía respeto, para que instruyera a los hombres sobre la manera de conducirse para vivir en paz y armonía.
Viracochán les enseñó como cultivar y cuando cosechar, las hierbas que podían utilizar como medicina, y los vestidos que debían usar; les enseñaba con bondad y mucha paciencia.
A pesar de todos los beneficios que las enseñanzas de Virocochan les producía, muchos humanos lo injuriaron y se reían de él porque lo veían diferente; ellos fueron convertidos en piedras. Hubo quienes trataron de escapar de su furia, pero fueron alcanzados por fuego volcánico. Solo allí se dieron cuenta que estaban ante un ser poderoso al que le debían obediencia y respeto.

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