Los Incas creían que el mundo comenzó con el Dios de la Creación, Tici Viracocha, que salió del lago Titicaca. La gente que vivía cerca de este lago había ofendido a Viracocha, y éste los destruyó y los convirtió en piedra. Entonces, Viracocha creó el Sol, la Luna, etc., que pasaron a ser dioses y también creó nuevas formas de vida humana para que vivieran a lo largo de la costa occidental de América del Sur. Algunos dioses de la naturaleza que creó Viracocha eran: Inti (el dios del Sol), Mamaquilla (el dios de la Luna), Kon (el del fuego), Vira (del agua), Pachamama (del cielo y la tierra), Illapa (del rayo y la lluvia), entre otros. Todos los dioses creados por Viracocha compitieron entre sí para conseguir ser la máxima autoridad sobre los demás dioses. Así, el dios del Sol, Inti, logró la victoria sobre los demás dioses, convirtiéndose en el principal dios. Todas las ciudades tenían un templo dedicado a Inti, destaca el templo de Cuzco. El oro representaba al Sol, y como el Sol era el principal dios, el oro era muy importante para los Incas, y se hacía un gran negocio, no por su valor, si no para decorar y para hacer rituales. Los Incas consideraban a los gobernantes: Hijos del Sol, y eran adorados como a dioses.
Esta creencia de la creación del mundo era la principal entre los Incas, pero los aristócratas, tenían un tipo de creencias diferente, que dejaron en secreto.
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